Historias de sexo

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Esto es lo que necesitas, zorra
Publicado 10/02/2025
Hola chicos, aquí va una historia de hace unos meses. Vivo con mis padres en Senegal, ellos trabajan allí. Vida normal de expatriado, hijo único, rodeado de tíos buenos. Hace un tiempo, cogí un poco de fiebre. Mis padres, asustados, llamaron al médico, pero tenían que ir a trabajar. El médico aparece más tarde, dejado entrar por el guardia. Es un africano alto, moreno y musculoso, de unos 40 años, con la cabeza rapada, bien afeitado, pero con aire severo. Estoy en calzoncillos en la cama, inconsciente por la fiebre. Cuando entra, le veo mirarme vagamente con una mirada pervertida. Tengo que decir que, a mis 18 años, con mi piel pálida, mi pelo rubio, mi pecho de nadador y mi cara sonrojada por la fiebre, sé que atraigo todas las miradas. Pero para mí, él es sólo el doctor, ni idea de por qué le llamo la atención.

Se acerca, saca sus herramientas, me examina rápidamente y dice que probablemente sea malaria. Me dice que me ponga boca abajo para comprobar más abajo. Me doy la vuelta y me quita suavemente los calzoncillos, dejándome desnudo. Coge un guante de plástico y un poco de gel, y desliza un dedo lentamente. Suelto un pequeño gemido. Sigue, añade un segundo dedo. Luego se levanta y me dice que no me mueva. Oigo unos crujidos que no puedo distinguir, de pie junto a la cama. Luego siento que la cama se hunde bajo su peso, sus muslos rozan los míos, sus manos me agarran los hombros. Siento algo caliente y duro deslizándose entre mis mejillas. Sin previo aviso, me la mete y gimo de asombro. "Cállate, zorra", gruñe con voz áspera. Empieza a empujar y yo gimo como una loca. Me tapa la boca con la mano y me susurra al oído: "Me encanta cuando los blanquitos tienen fiebre, tan dóciles, con el culo caliente". Sin dejar de taparme la boca, me golpea el culo con fuerza y profundidad. Con una última embestida, se descarga dentro de mí. "Aquí tienes tu medicina, zorra". Luego se viste y se va.