Perdido en el desierto Wasteland, Rafael Lords tropieza con un misterioso complejo. Cree que ha tenido suerte al encontrar un refugio, pero de la nada, Ryan Cruz lo agarra y le advierte del peligro en el que se acaba de meter. Ryan le promete su protección, a cambio de un precio. Con una mirada al cuerpo desgarrado y los pezones perforados de Ryan, Rafael sabe que es un precio que está dispuesto a pagar. Arrodillándose, Rafael se mete la polla de Ryan en la garganta y chupa con desesperada intensidad. Ryan le devuelve el favor, escupiendo en la polla de Rafael y utilizando sus labios para estimular la sensible cabeza. La saliva gotea por el tronco de Rafael mientras Ryan se acaricia. Se acerca a la cama y Rafael muestra su culo a Ryan, que se lanza a probarlo con la lengua. Lamiendo su polla, Ryan se introduce en el ansioso culo de Rafael. Rafael toma la polla de Ryan a lo perrito, y su firme culo rebota con cada impacto de la potente embestida de Ryan. Al girar sobre sí mismo, Rafael levanta su pierna derecha en el aire, lo que permite a Ryan penetrar con su carne en el agujero de Rafael. El sudor se acumula en sus cuerpos a medida que su follada alcanza una intensidad abrasadora. Mientras Ryan estira las paredes del agujero de Rafael, éste se acaricia la polla y descarga una enorme y húmeda carga sobre su pecho. Al sacar la polla, Ryan se revienta en un espectacular géiser, disparando múltiples cuerdas de semen espeso y fibroso por toda la habitación. Después de inclinarse para darse un beso, Ryan y Rafael se desploman juntos en la cama, exhaustos tras su intensa sesión de sexo. Rafael se levanta sigilosamente, coge su equipo y se da a la fuga.