Es moreno y sombrío, su piel curtida por el sol como la de los machos que pasan los veranos al servicio de la naturaleza. Es irresistible y Wolf no puede resistirse a la llamada de lo salvaje. Detrás de la cabaña, se une al jardinero y sucumbe a todas sus órdenes y fantasías. Lo huele, lo chupa y, sobre todo, ¡le da la bienvenida a su gran tronco lleno de savia!