El gerente de un gran hammam invita a un joven cliente a venir durante las horas de cierre y disfrutar del lugar a su antojo. Demasiado bueno para ser verdad. La oferta no está exenta de contrapartida: el gerente se muere por rellenar el abultado culo de lo que supone que es un negro pasivo. Su radar estaba en lo cierto: el invitado se dejó impresionar fácilmente y se dejó llevar, y acabó haciendo sus putadas en el jacuzzi, bombeando con virilidad como si su vida dependiera de ello y arqueando su perfecto ojete. Barra libre en este coño: el gerente va a ametrallar duro y disfrutar martirizando este pasivo codicioso y dócil.