Al principio eran amigos. Luego todo llegó a un punto crítico una tarde mientras veían juntos una película de pelotas. Unas pollas negras tan grandes, ¿cómo no querer probarlas? Los 3 amigos descubrieron que eran gays, pero no iban por ahí gritándolo a los cuatro vientos. Así que establecieron un ritual: cada domingo, se reúnen en un rincón tranquilo, alquilan un piso y se lo pasan en grande. Desnudos, con sus grandes pollas negras erectas, se acabaron los tabúes, los límites: se comen la polla como cerdos, se lamen el culo y se follan ferozmente. A lo grande.